De vuelta al ruedo

Puedo pensar en al menos tres veces, antes de ahora, en las que quise empezar un blog. No tengo claridad exacta de las fechas y tampoco creo haber publicado escritos breves, más que un par de veces. 

Lo que recuerdo bien, es lo complejo de buscar mantener la disciplina y la constancia. Ya una vez, me había declarado públicamente como un ser “inconstante e inerte” en mi primer libro de poemas “Para evitar los daños mencionados”, quizá buscando clemencia por estos defectos menores, por parte de mis lectores. 

Así que espero que, esta vez, sea la vencida. Entendiendo que escribir no es para mí un ejercicio automático, ni sencillo; tampoco es una ciencia exacta, ni está ligado a la idea fugaz y ridícula de la inspiración. Pero esta vez, me siento más dispuesto a entregarme a la paciencia y a la disciplina que exige alimentar un espacio con un grupo de lector@s, que anhelo siga creciendo e interesándose en mis escritos, de una forma mucho más presente y constante. 

De unos años para acá, me he permitido disfrutar de un reencuentro inesperado con la literatura y con el oficio de escribir. De ahí salieron “Princesa estrábica busca” y algunos otros textos que poco a poco van configurando el que espero sea mi tercer libro. Y quizá es por eso que ahora me permito empezar este nuevo proyecto personal, ligado a un deseo renovado de querer comunicar y de “ya no querer vivir en secreto”, como lo dije en el último poema de mi primer libro. 

Hay muchas cosas pasando en mi vida como para no escribir de ellas. Hay demasiadas cosas pasando en mundo como para no permitirme opinar, y a mi edad, elegir la comodidad de buscar refugio en una posición neutral e insípida me parece una decisión irresponsable, por no decir cobarde. Por lo pronto, prometo escribir y, sobre todo, prometo sinceridad en los textos que vengan. ¡Aquí vamos!